En gran parte, esto se debe a la represión gubernamental. En Colombia, prácticamente no existen espacios legales para la oposición. El sindicalista, la cristiana, el estudiante universitario o la pobladora de un barrio marginal - todos están amenazados/as. El sitio mas seguro para un opositor colombiano es la selva y la lucha armada. Y eso no es un cuento exagerado, es la triste verdad.
Como no quedan otras vías, las organizaciones de la CGSB se han ido preparando en los últimos años. Según el mismo gobierno, en mas de 500 de los 1000 municipios colombianos hay presencia guerrillera.
Además se acercan a la ciudades. La guerrilla está en la periferia de Bogotá, Cali y Medellín. En los barrios populares han surgido milicias urbanas y las FARC-EP han empezado ataques con unidades irregulares en el mismo área urbano de Bogotá.
Mientras tanto, en muchas partes del campo, la guerrilla ejerce funciones de gobierno y administra los bienes. El que haya pasado por allí podrá constatar, que a pesar de las limitaciones innegables, la guerrilla lo hace con mucho mas eficacia y honestidad que la clase política tradicional. El movimiento insurgente se ha convertido en nuevo poder, en contragobierno y en una fuerza militar palpable que impedirá una pacificación a sangre y fuego como la quiere el gobierno. El movimiento armado es un hecho real y legítimo en las condiciones sociales de Colombia. No quiere que siga la violencia y paradóxicamente tendrá que seguir creciendo para llegar allá.
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